miércoles, 13 de abril de 2011

Nunca dejeis de SOÑAR



Hoy quisiera contaros una  pequeña historia de mi vida. Doy por supuesto que a poquísimas personas les interesará,  ¿habrá alguna a la que le pique la curiosidad?;   quizá... ¿algun familiar, algún amigo muy despistado?. De cualquier manera allá cada cual,  ¡ellos se lo pierden!, pero eso sí, o estáis dispuestos a leerlo todo o es mejor que no empecéis.

Mi Padre
Todo  empezó un 17 de Mayo de 1.972.  EL cielo estaba algo nublado.( Si, tienes razón amigo,  ¡día das Letras Galegas!, pero este día se declaro  festivo al año siguiente). Iba contento al trabajo, (Junta de Obras del Puerto y Ría de Vigo, de la cual era el buzo titular), pues mi labor en este día era comenzar a demoler la antigua torre del Bajo Tofiño (ría de Vigo) lo que significaba tener que manejar algo que me encantaba, DINAMITA. Mi Padre siempre me decía  (refiriéndose a la Dinamita)  que romper, destrozar, usando su fuerza, era lo más fácil, que lo difícil era usar lo justo de su potencia en cada momento aprendiendo a conocerla y de esta forma, como si de un soplete o electrodo se tratara, "saber descoser,  saber cortar".  En un principio mi intención era la de derribarla desde su base y luego deshacerla en el fondo, pero debido a la proximidad de la playa del "Matadero y la de Samil", se consideró (dada la potencia de la  carga que se necesitaba usar), que era mejor empezar desde la superficie usando cargas más pequeñas.  Estando colocando las cargas en los sitios por mi previstos y que se habían taladrado con anterioridad, al ir a colocar uno de los cartuchos (me encontraba de rodillas y con dicho cartucho en la mano izquierda, que dicho sea de paso, no estaba ninguno de ellos conectado)  sentí, noté... :

Mi Padre

             Mar, sangre y amor

¡Booomm! Durante unos segundos interminables tuve la sensación de encontrarme suspendido en el aire; no me explicaba lo ocurrido, ¡no podía ser realidad lo que me estaba pasando, era horrible el solo hecho de pensarlo!, pero no obstante sabía que era cierto, que no estaba soñando. Entonces, con tal rapidez, en un tiempo inmedible, pasó por mi mente la película de mi vida, todos y cada uno de los momentos vividos en mi niñez y juventud, ¡todos! con tal claridad que parecía vivirlos de nuevo.
Al tiempo de todas estas sensaciones mis labios tan solo susurraban:  ¡No puedo morir, no he echo nada para morir!  Esta estrofa debí repetirla millones y millones de veces en los escasos segundos en que mi cuerpo, destrozado por la explosión, flotó en el aire antes de hundirse en las tranquilas aguas.

Por un tiempo el vacío me envolvió y mi cuerpo y mente se relajaron; no sentí nada, ni dolor, ni miedo ¡nada! ; el tiempo se había parado, la frialdad de las aguas contrastaba con el calor de mi cuerpo. Abrí los ojos y me encontré rodeado de algas, quise respirar (mi pecho estaba a punto de estallar) y tragué agua. Dios mío... ¿donde estoy?; braceé con fuerza hasta la superficie y allí, al respirar, una gran bocanada de vida (que no de aire) entró y recorrió mi cuerpo. Vi la torre y... ¡Cristo, qué lejos está. Oh Dios, qué sólo e impotente me encuentro!; tengo que llegar, tengo que conseguirlo -pensé-. Al empezar a nadar, ¿Virgen del Carmen, qué es esto, que me está sucediendo, por qué? Un escalofrío recorrió mi cuerpo y por un momento sentí una terrible soledad llena de miedos e impotencia que se apoderó de mi al ver que tenía destrozadas las manos, estar en la creencia de tener la cara destrozada  (era en el único lugar donde sentía algo de dolor) y que mi sangre teñía de rojo las aguas que me envolvían.  Reaccioné, y con cierta ira (por no entender lo que me estaba sucediendo), saqué fuerzas y me puse a nadar hacia la torre, al tiempo que me decía: "así no, así no pueden vencerte, debes luchar, lucha, pelea por tu vida".  Brazada a brazada, dejando una estela roja sobre las verdes aguas, llegué al pedestal de la torre y...

-¿Que pasó abuelo. Por´que te paras?-

Una franca sonrisa apareció en mi rostro, tenía entre mis rodillas a un ser hermoso (fruto del amor), a un niño con los ojos vivos, interrogantes, ávidos de saber el final de la historia. Mesé sus cabellos y al tiempo que  encendía mi apagada pipa e inhalaba una bocanada de su aromático humo, cerré mis párpados y seguí mi narración...    llegué al pedestal y al intentar auparme a su base, al sacar parte de mi cuerpo fuera del líquido elemento, vi con horror que éste  (así lo creí) se encontraba destrozado, manando y esparciendo por el agua la savia de mis entrañas.  Fue entonces cuando mis fuerzas flaquearon por completo y me sentí desfallecer, hasta el punto de que en esos instantes de tal forma me abandoné, que note que un soplo de muerte me envolvió, cayendo en un profundo sopor.

-¿Abuelo, pero tú no moriste, verdad?-

No pude contenerme y estreché con fuerza a aquella pequeña criatura contra mi pecho al tiempo que bendecía su santa inocencia.

- No hijo, no -

En aquel momento comenzó para mí una nueva vida. No sé si fue realidad o sueño, pero lo que si es cierto es que yo la viví y puedo jurarte que fue (vivo en la esperanza) lo más hermoso de mi existencia, lo esperado tanto tiempo. Allí comenzó la historia de amor más sublime que ser humano haya sentido jamás.

-¿Por qué lloras abuelo?-

-No lloro pequeño. Estas lágrimas son recuerdos, mientras fluyan por mis ojos, mientras resbalen por mis mejillas, al menos sabré que soy libre, ¡que la esperanza es mía!, y ello es algo a lo que yo no renunciaré nunca mientras me quede un soplo de vida.  Voy  a revelarte mi gran secreto, pero debes prometer no contárselo a nadie.-

-Te lo prometo abuelo, no se lo diré ni a mamá -  (dijo el niño, al tiempo que apoyaba su cabecilla en mi hombro)

-Pues como te decía-, al intentar subir al pedestal de la torre y verme en aquel estado, sentí que mi cuerpo y mente desfallecían y un gran vacío se apoderó de mi.  Noté como me hundía lentamente en las aguas y no hice nada por impedirlo, ¡no podía!, estaba lleno de una paz, un sosiego inexplicable, que me envolvía por completo, (si era la muerte, no dejaba de ser algo dulce), y a pesar del gran silencio que en este mundo submarino reina, yo escuchaba una melodía que me embriagaba, unos cantos que inundaban mi espíritu de una innegable melancolía.  Y... ¿cómo decirte?, me sentí abrazado, sostenido por unos brazos que semejaban (por su suavidad), a un lecho de plumas;     ¡tanta delicadeza en un abrazo era meramente imposible! ¿era la Muerte? ¿era un Ángel?; en todo caso (me dije) no es un sueño pues era algo más allá de la vida.  Abrí los párpados y ... ¡oh, será posible!, no daba crédito a lo que estaba viendo  ¡UNA SIRENA!,  ¡que linda Dios, que hermosa!, su pelo... su pelo negro como el azabache ocultaba en parte sus delicados y turgentes pechos, y... ¡sus ojos!, sus ojos se confundían con el color del mar, verdes como las esmeraldas, brillantes como cien soles, penetrantes como un rayo de luz, tan dulces y cariñosos en su mirar, que pensé, que sólo una Madre de mil amores puede mirar así a su hijo recién nacido. Quedé preso de sus ojos y así pase largo tiempo, sin haberme fijado hasta entonces en su boca de regulares proporciones, donde unos labios sonrientes dibujaban en su conjunto, la más bella estampa jamás vista, ¡era como una granada roja a punto de estallar!. Dulce, hermosa, sensual, incitadora a mil caricias y que al mismo tiempo invitaba a la paz, al sosiego ¡que bella era Cristo, que bella!.  No se el tiempo que pasé en sus brazos ni el recorrido que hicimos; no pude articular palabra alguna pues mi embeleso era total.  Sólo al llegar a una gran cueva, donde las estrellas de mar fulgian con centelleantes resplandores y posarme con infinita suavidad en una concha de nácar, pude decir en un susurro  ¿pero tu quién eres, donde estoy, que está sucediendo, cómo es posible todo esto?        .... 

                                                         "Mar, sangre y amor",  de Manolín








            Creo que algún día retomaré esta historia inacabada; debo contar lo que sucedió entre aquella hermosa SIRENA y este buzo soñador, pues al fin y al cabo es lo único cierto y verdadero de todo lo anteriormente escrito.


Vuelo sin alas
Un pequeño arreglo (Carromeiro - Corcubión) para parecerse a la torre de "Baixo Tofiño" (Vigo)

Torre "O Carromeiro"
Durante tres largos meses hospitalizado (dos en Vigo y uno en Santiago),  los brazos en cruz y sin poder moverme, tuve tiempo de pensar y sentir de todo; sentí el amor y el miedo de toda mi familia, sentí el cariño y aprecio de muchísimas personas, sentí...  ¡siii, miedo a perder la vida! pero unas enormes ganas de luchar y aferrarme a ésta:   ¡QUERIA VIVIR!.  Pensé que una de mis grandes  ilusiones (los sueños, sueños son) ya no podría cumplirse, que todo el trabajo por dominar por completo, entre otras cosas, los equipos de buceo (tanto clásico como autónomo), el curso de gran profundidad que estaba dispuesto hacer, ya de nada valía:  "Parte del castillo de naipes se derrumbó. NUNCA PODRÍA TRABAJAR COMO BUCEADOR AL LADO DE COUSTEAU.  


Comandante Cousteau (derecha), Alberto Falco
y Claude Wesly
Pero aun siendo cierto que fue un duro golpe a mis treinta años y que se rompían  muchos de mis proyectos e ilusiones de cara un futuro inmediato (aprendí a hacer maquetas en yeso y masilla, estudié Delineación por correspondencia, me enseñaron algunas cosillas de topografía, a hacer perfiles de  sondeos calculando el calado real, la profundidad del lugar de la ría en cuestión. Quería aprender cosas para ser y sentirme  un buen BUZO), comencé a pensar en hacer otras cosas, en otros retos que le dieran sentido a mis ansias de VIDA. Una nueva vida que me hacia reparar en cosas que ya casi tenía olvidado: "el canto de un pájaro, el vuelo de una mariposa, el sentir mi propia respiración". Y hubo un sentimiento que expresé en voz alta: ¡ahora soy libre!, ... pobre iluso... fue el  "sueño" que menos  duro en mi vida, y digo el  sueño porque el "sentimiento" sigue latente.  Y este sentimiento de libertad me llevó a plasmar sobre un papel,  sueños y realidades. Volví a encontrarme con una de mis pasiones, la poesía. Con su lectura encontré de nuevo en los diversos autores,  todos y cada uno de los sentimientos que anidan en uno. No obstante, y con el aliento y apoyo de mi amigo Rafael Mouzo, fui atrevido y publiqué dos pequeños libros de poesía:  Realidades, Sueños y Nostalgias   y   Realidade, Soños e Saudades. El primero en castellano y el segundo en galego, y aunque el primero contiene alguna poesía del segundo, son distintos,  pues éste (o Galego) tiene pensamientos y cavilaciones de unos hechos recién ocurridos, de realidades que aun estaban frescas en cuerpo y mente,  y   saudades de algo que sabia que había perdido para siempre: sentirme acorazado (como si de un gladiador se tratase),  en el FONDO del MAR,  dejando de ver, sentir y oír el aleteo de los peces.  Pero guardé con mimo lo que sólo se irá con mi sombra:   Os Soños

                                                 "Só" e "Calas", dous poemas de Manolín






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                 "De rocha en rocha" e "Mergullado nas tebras", dous poemas de Manolín





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Supongo que no habréis aguantado tanto rollo, pero estoy seguro que leísteis el principio, visteis las fotos y llegasteis hasta estas líneas finales. Pero antes de rematar por hoy, no quiero olvidarme (no lo hice nunca) del  "responsable" de que siga vivo, del que me dio la oportunidad de valorar todo cuanto me rodea y de que siga apasionándome y SOÑANDO con Sirenas y Dragones,       Doctor D. JOAQUÍN POTEL LESQUEREUX. Médico él, que sinceramente creo que me curaba sólo con el hecho de visitarme, mirarme y hablarme. ¡Cuanta humanidad en un cuerpo!.

Otro día os hablaré del TÚNEL, de mi conversación con  San Pedro,  de Mari Carmen, la linda enfermera de Cangas (Vigo), de Sor Hortensia, de la Extremaunción (que medo pasei).
También os contaré mi estancia de dos meses en la prisión de Caranza (Ferrol).
Pero os diré ya por último una cosa, de todos los contratiempos de mi vida (hubiera deseado no ocurrieran), una vez sucedido han servido para fortalecerme y reafirmarme en mis convicciones: No es rentable hacer daño, ni nada que se le asemeje. Un rotundo NO (según Gandhi) a:
                    
                                      Comercio sin moralidad
                                      Ciencia sin humanidad
                                      Culto sin sacrificio
                                      Placer sin conciencia
                                      Conocimiento sin caráter
                                      Política sin principios
                                      Riqueza sin trabajo.
                               
                                             Cuando la vida te presente razones para llorar,
                                       demuestrale que tienes mil y una razones para reír.

¡¡Soñar amigos. a veces se hacen realidad

NATALIE DU TOTT:   Nació  en Sudáfrica en 1.984. Nadadora Olímpica en Pekin.Perdió la pierna izquierda a la altura de la rodilla a los 17 años.
Un día su entrenador le dio un poema que decía:
                                   
                                              "La tragedia de la vida no es no alcanzar tus metas,
                                                sino no tener metas que alcanzar:  no es una desgracia
                                                no llegar a las estrellas, pero sí lo es no tener estrellas
                                                a las que llegar"
                                                                                  Marco Tulio Cicerón


E por hoxe eiquí rematamos.
Si, xa o sei, diredes  que...  cousas de Manolin
                     














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